El hombre que no sabía cazar y el Tabaco

Había un hombre Cofán que no sabía cazar. Todas las veces que se iba al monte para cazar, ni una de sus flechas daba en el blanco. Todo mono, ave o venado se le escapaba. Otros cazadores, cuando le veían regresar con las manos vacías, le regalaban alguna presa para que su esposa no se enojara.

Pero, el h28377920_10155148415690685_5979458919838691951_nombre no se resignaba y entonces decidió probar su suerte una vez más.

Se fue al monte y de repente oyó cantar a los monos cotudos.

Despacio, despacio se acercó al árbol para ver si era posible matar por lo menos uno. Los monos que son muy listos se subieron en la copa del árbol. Pero esta vez el cazador estaba decidido a cazar un mono. Entonces se trepó al árbol y se acercó sigilosamente a los monos. Estaba listo para soplar en la cerbatana cuando se dio cuenta que los monos no eran monos sino humanos iguales a él.

«¿Qué haces? Qué quieres?» le dijo un mono.

«Quiero ser cazador, pero no puedo. Cada vez que lanzo un dardo, mi tiro yerra. Nunca puedo cazar nada.»

Los monos hablaron entre sí y decidieron ayudar al hermano que no sabía cazar.

El hombre, no entendió nada de lo que decía, porque hablaban una lengua rara. Pero luego, el mono que habló con él la primera vez , le dijo que le daría de tomar agua de ambil, agua de tabaco.

Cocinaron todo un día las grandes hojas de tabaco hasta que el agua se volvió espesa y pegajosa. Le enseñaron también de donde coger las hojas y como prepararlas. Luego los monos empezaron a cantar sobre el pilche que recogía el brebaje. Eran cantos sagrados para curar su espíritu y finalmente le dieron de tomar la poción.

Y el hombre que no sabía cazar tuvo visiones. Penetró en otro mundo donde se topo con sus antepasados, quienes le dijeron:

«¡Qué bien que hayas venido! Aquí te daremos el poder para poder cazar. ¡toma!»

Y el poder era pegajoso como el líquido que había tomado.

«Escucha bien, hijo» le dijeron los antiguos. «Tu podrás cazar solo los monos chorongos y no los cotudos. La próxima vez que salgas de cacería podrás matar sólo cuatro monos. Luego podrás matar ocho, y más tarde hasta doce monos, pero nunca mas de doce. Recuerda hijo, respeta a los hermanos».

Y asi fue. El hombre que no podía cazar nada, se volió uno de los cazadores más famosos. Cuando fue adulto, se transformó en curaca para su gente y les enseñó el secreto de la caza y a tomar el agua de tabaco.

Hasta ahora caza monos chorongos, pero no los cotudos.

Tomado de: palabra Mágica Cuentos y mitos de los pueblos indígenas de la Amazonía Ecuatoriana

 

Ven conoce más sobre las Nacionalidades indígenas de la Amazonía visítanos en el Museo Abya – Yala Av. 12 de Octubre 23 -116 y Wilson junto a la Universidad Salesiana Quito .- Ecuador.

 

 

 

 

Deja un comentario